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viernes, 8 de julio de 2011

Cómo hablar de sexualidad con nuestros hijos adolescentes


Ejem, ejem... Empiezan las preguntas sobre sexualidad y no sabemos demasiado bien cómo reaccionar. Tenemos claro qué no queremos para nuestros hijos, pero no encontramos un modelo que nos sirva para transmitir lo que pensamos. En este artículo te ofrecemos algunas ideas y consejos que pueden ayudarte a enfocar el tema.
La sexualidad y la afectividad son dos aspectos muy importantes en la educación de nuestros hijos, tanto a lo largo de su infancia como en su adolescencia. Pero a veces, padres y madres no sabemos muy bien cómo actuar ni qué decir por miedo o por desconocimiento, y entonces es frecuente dejar de lado este tema confiando en que los adolescentes lo resuelvan por sí mismos o, en el mejor de los casos, en la escuela.
Todavía es bastante habitual oír en algunas reuniones de padres y madres ideas parecidas a éstas:
  • ¡Hoy en día tienen toda la información que quieren!

  • ¿Y qué les vamos a contar?, ¡Si nos podrían dar clases ellos a nosotros!

  • ¡Pero si son todavía unos niños!

  • ¡Yo ya le he dicho a mi hijo lo del preservativo!

Comentarios como estos son ilustrativos de cómo padres y madres tienen, todavía hoy en día, notables dificultades para enfrentarse a un tema como el de la educación sexual de sus hijos. Una de las posibles causas de ello es que no son capaces de cuestionar el modelo de educación sexual que recibieron, caracterizado fundamentalmente por la falta de información o por una información que cuando existía estaba centrada en los aspectos higiénicos o reproductivos, y por la consideración de que prácticamente todo lo relacionado con la sexualidad era malo o pecaminoso. Así, muchos padres y madres saben el tipo de educación sexual que no quieren para sus hijos, pero no han encontrado un modelo alternativo que les permita abordar este tema de una manera con la que se sientan competentes como educadores.
Curiosamente, esta dificultad educativa se manifiesta en mayor medida en un momento en el que el sexo es un tema que está muy presente a diversos niveles de lo cotidiano: revistas, cine, televisión, Internet. etcétera, creando una falsa impresión de normalidad y de disponibilidad de información sobre estos temas por parte de los adolescentes.
Así, algunos padres y madres pueden tener la sensación de ser poco necesarios respecto a estos temas y de que sólo deben actuar en caso de que crean que sus hijos mantienen determinadas conductas que les puedan inquietar o que asocien con un cierto grado de riesgo. En ese momento seguramente será tarde para desarrollar un diálogo adecuado.
Evidentemente, algunas de estas actitudes derivan de una serie de creencias erróneas que han inducido a numerosos padres y madres a tomar un camino equivocado o a despreocuparse excesivamente. Veamos algunas de ellas:
Algunas creencias erróneas sobre la sexualidad y la información sexual de los adolescentes
  • Lo aprenden solos. Falso. Es verdad que la mayoría de nosotros hemos aprendido solos, pero también es verdad que la mayoría hemos aprendido poco y mal y a veces con un cierto coste personal. Hoy en día, igual que antes, la información sexual de que disponen los adolescentes la obtienen principalmente de sus iguales, por lo que nadie puede garantizar que esta información sea correcta, veraz o adecuada si no es contrastada con otras informaciones facilitadas por los padres o en la escuela.

  • Se lo enseñan en la escuela. Depende. No todas las escuelas o institutos desarrollan programas de educación afectiva y sexual. Además, en caso de que así fuera, el hecho de que la escuela aborde estos temas no significa que los padres puedan despreocuparse. De hecho, sólo una tarea conjunta por parte de padres y escuela garantiza un proceso de formación adecuado en ésta y en otras áreas.

  • La educación sexual incita a la práctica sexual. Falso. La educación sexual fomenta la responsabilidad y la adecuada toma de decisiones. Es más, la educación sexual evita que los adolescentes vivan su sexualidad con angustia o condicionados por informaciones erróneas, o con la idea de que todo lo que está relacionado con el sexo es potencialmente peligroso. Lo que de verdad es peligroso es la ignorancia y el miedo. Como dice una investigación del Instituto de la Mujer, del año 1986: Aunque las relaciones sexuales no son más frecuentes entre las jóvenes que han recibido educación sexual que entre las que no la han recibido, las primeras tienen menos probabilidades de quedarse embarazadas.

  • Todavía son unos niños. Depende. La educación sexual debe llevarse a cabo de manera adecuada a cada edad pero desde la infancia. Es un error muy común pensar que la educación sexual debe dirigirse sólo a los adolescentes. En todo caso, lo que conviene conocer es que en cada momento del desarrollo los temas de interés serán diferentes: quizás en la infancia estarán más centrados en conocer aspectos relacionados con el propio origen, en la pubertad con los cambios corporales y en la adolescencia con una gran variedad de aspectos especialmente relacionados con las propias emociones y comportamientos.
Pero no todas las dificultades provienen de concepciones erróneas, en algunos casos existen obstáculos de otro tipo que dificultan a los padres el abordaje de estos temas. Veámoslos.
Otras dificultades
  • Miedo a no saber responder las preguntas de los adolescentes. Está bastante extendida la idea de que la educación sexual de los adolescentes consiste simplemente en contestar sus preguntas, lo que obliga en principio a padres y madres a tener un amplio bagaje de conocimientos sobre este tema. Nada más falso. En realidad lo que quieren los adolescentes sobre estos temas es poder hablar, conocer lo que pensamos, cómo enfocamos determinadas cuestiones, que les ayudemos a situar los límites, etc. Lo que más interesa a la mayoría de los adolescentes sobre la sexualidad está ligado a las emociones y los sentimientos y sólo después, a la información más o menos específica.

  • No saber cómo enfocar la conversación. Muchos padres no saben "sacar" estos temas sin que se convierta en una especie de asalto directo, que intuyen que el adolescente evitará, posiblemente porque no haya una experiencia anterior de diálogo sobre estos temas. Puede darse incluso la circunstancia de que del lado del adolescente esté pasando exactamente los mismo, es decir, que exista el deseo de abordar estos temas, pero que no sepa cómo ni por dónde empezar.

  • Sentimiento de vergüenza. A veces padres y madres evitan estos temas porque creen que los hijos les preguntarán sobre cuestiones de tipo personal. La intimidad de los padres, en tanto que pareja, no debe pertenecer más que a ellos y así se debe comunicar a los hijos si estos intentan adentrarse en este territorio. Ello no impide que se puedan comentar algunos aspectos generales de su relación, pero sin entrar en detalles que sólo pertenecen al ámbito de lo personal.

  • Miedo a que el adolescente piense diferente. Algunos padres intuyen claramente que sus actitudes sobre temas de sexualidad y las de sus hijos adolescentes pueden ser bastante diferentes, por lo que hablar de ello sólo les conducirá a discusiones inútiles y al desgaste de la relación. Es evidente que hay diferentes cuestiones en las que padres e hijos pueden pensar diferente, pero evitar el tema sólo evidencia la incapacidad para el diálogo.
Hay que decir, llegados a este punto, que cualquier educador comete errores, de la misma manera que a menudo tiene dudas o incluso siente cierto desasosiego ante determinadas situaciones. Sin embargo, además de conocer lo que podemos evitar, también es importante conocer lo que podemos hacer. Por eso, en los "consejos prácticos" añadidos a este artículo te ofrecemos algunas sencillas orientaciones sobre qué hacer respecto la educación afectiva y sexual de nuestros hijos adolescentes.

martes, 5 de julio de 2011

Donde esta el amor


   Es increíble como muchas personas dejan de creer que el amor lo puede todo, y a estas personas les digo que nunca dejen de creer en el amor ya que el amor es lo más bello que existe en nuestro planeta, pero que desgraciadamente los humanos cada vez nos estamos haciendo daños nosotros mismo y a los seres que queremos.
   Muchas veces destruimos los sueños de otras personas y no le brindamos importancia alguna, ya que no son nuestros familiares, pero me pregunto, ¿a quién le gustaría que le destruyeran sus sueños?..,a nadie verdad, pues no hagamos a los demás lo que no nos gusta que nos hagan y no apliquemos el ojo por ojo, porque si lo aplicamos todos vamos a quedar ciegos y lo que es peor; vamos a terminar en rencor, odio y en violencia.
Dios dijo "AMENSE LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO LOS HE AMADO A USTEDES" ¿Por qué no aplicar esa bonita frase en nuestras para obtener pequeños cambios que en un futuro serán grandes cambios, si cada uno contribuyera a la NO VIOLENCIA, todos conviviéramos en un mundo lleno de amor, donde no exista violencia ni discriminación...Observen este video y luego miren la frase que esta abajoy apliquenla en su vida, yo Carlos Espinoza les digo que si aplican un cambio de no violencia,su vida y otras vidas cambiara para bien

DILE "NO" A LA VIOLENCIA, Y DILE "SI" A LA PAZ, EL AMOR,LA HUMILDAD Y EL RESPETO....

la violencia escolar, ¿un reflejo de la sociedad?

Los casos de violencia escolar se vuelven cada vez más frecuentes, jóvenes que disparan contra sus compañeros para después suicidarse, son sin duda un fenómeno social terrible que debe hacernos reflexionar para detener esta desastrosa realidad.


Esta es la historia.

Uno de los casos de violencia escolar es el ocurrido en el liceo Gutemberg, en Erfurt (Alemania) en el que un joven de 19 años que había sido expulsado de secundaria abrió fuego contra la comunidad estudiantil y asesinó a 14 maestros, a dos estudiantes y a un policía; luego... se suicidó. ¿Puedes imaginar éstas escenas? ¿Puedes creer que esto haya pasado? Tan solo un joven... tan solo 19 años...

"Un acto semejante no le corresponde" exclamó una ex alumna de la escuela que conocía al agresor. "No entiendo. En clase no prestaba atención, a menudo molestaba y tenía relaciones difíciles con los profesores, pero era alegre, muy inteligente y sus amigos lo apreciaban”.


El más profundo pésame


No solo a los familiares de los que han fallecido, sino al mundo entero por tan terribles escenas de dolor, el sufrimiento se ha encarnado después de vivir tal pesadilla.

Los hechos ahí están, ojalá que hubiera sido un filme, pero no, y en la vida real estas cosas no pueden simplemente suceder. No bastan los hechos, es preciso obtener alguna explicación, ¿Qué fue lo que motivó a este chico a actuar de tal manera?, ¿Qué le hizo olvidar su condición humana para proceder de semejante forma?,¿Qué tipo de pensamientos y sentimientos cruzaban por la mente y el corazón de este joven?

Es terrible, lo sabemos, pero... no es un acto aislado, alrededor del mundo hay muchos casos como este. Será importante pensar ¿Dónde está la sociedad? ¿Qué hace ésta para favorecer estos actos en los jóvenes, la esperanza del mundo? ¿Qué hacen los medios de comunicación? ¿Qué dicen los maestros? ¿Dónde están sus padres? ¿Dónde estamos nosotros?... para responder a tal acto, debido a que el chico no lo puede hacer.

Una sociedad se conoce por sus manifestaciones, por los fenómenos que en ella suceden. Lamentablemente, no podemos afirmar que la sociedad de este siglo se caracterice por la fraternidad, por el perdón, por la misericordia, por la solidaridad, por la paz y estos casos de violencia en las escuelas no son más que un reflejo de lo que los jóvenes desde niños aprenden, de modo especial, en la primera sociedad en la cual son recibidos: la familia.

Los valores que se viven en la familia enmarcan la personalidad de un niño desde antes que pueda hablar, cada niño es como una esponja que absorbe todo lo que hay a su alrededor, casi sin darse cuenta los padres transmiten todo lo que son, sus gustos, sus motivaciones, sus ideales, su carácter, sus valores; y cuando lo que viven los niños son pleitos, gritos, golpes, traiciones, egoísmo, envidias, rencores... ellos aprenden, simplemente aprenden.

Por otra parte, la sociedad como hemos referido en párrafos anteriores, no es un ejemplo de bondad, de justicia, de caridad; por doquier encontramos agresión, dolor, venganza, intereses egoístas, guerras... y mientras tanto, los niños aprenden, simplemente aprenden.

Los medios de comunicación podrían hacer maravillas enseñando los valores universales que llevan a una convivencia sana, al respeto de la persona humana; sin embargo lo que encontramos no es eso, hasta en las caricaturas lo que vemos son pleitos, venganzas, muertes, coraje, egoísmo... y los niños, siguen aprendiendo.

En el liceo de Gutemberg algunos afirmaban “Se volvió loco”... pero esa no es una explicación suficiente. O acaso ¿Es eso lo que puede dejar tranquilo nuestro corazón después de tanto dolor? No lo creo. La sociedad, los medios de comunicación, la familia juegan un papel primordial. Habría que adentrar en la historia de este chico y de muchos que como él, cometen tales horrores y causan tan grande dolor.

“La infancia hace destino” afirman los médicos psicoanalistas. Nuestros primeros años nos dejan una marca de fuego que no desaparece nunca. Lo que entonces experimentamos tiende a repetirse a lo largo de la vida; lo bueno y lo malo –el egoísmo, la religiosidad, la envidia, el ánimo cariñoso, los fracasos, la impureza, la alegría- sellan la personalidad. La niñez requiere cuidado sumo, pues lo que entonces pueda ocurrir tiene gran trascendencia. En el libro “Que mis palabras te acompañen”, Emma Godoy afirma, citando a San Ignacio “Amad a los niños como ángeles y cuidadlos como a demonios” . Los padres de familia no han de cerrar los ojos y deben vigilarlos y encauzarlos por el camino del bien, siendo ellos los primeros promotores de este a través de su ejemplo y exigiendo a la sociedad y a los medios de comunicación un ambiente sano y justo que enseñe a los niños y jóvenes a ser verdaderos portadores de paz.

Ahora bien, hemos hablado ya del punto de vista social, familiar, humano; sin embargo, esto no lo es todo, el sufrimiento que se ha vivido ha de llevarnos a reflexionar más a fondo para comprender estos trágicos episodios y su sentido de modo que tomen una dimensión distinta y profundamente sanadora, convirtiéndose en una oportunidad de crecimiento espiritual inigualable.


Todo sufrimiento tiene sentido

No podemos cegarnos ante estos hechos tan espeluznantes, es preciso encontrar el amor en medio de tanto dolor, el amor que se hace presente cuando entra en escena el perdón, el sentido cristiano del sufrimiento.

“El sufrimiento es la obra trágica del hombre”, según menciona Michel Quoist, en su libro titulado “Triunfo”. El sufrimiento ha sido protagonista en esta historia de homicidio brutal, pero no debe cegarnos; si quieres que tu sufrimiento y el sufrimiento del mundo queden “compensados” y sirvan de algo, has de mirar y encontrar la única respuesta: el Amor, así con mayúsculas, no hay más, solo el Amor convierte, transforma, para que un sufrimiento no sea inútil, para que incluso después del dolor puedas perdonar y Amar, ofrecer y salvar.

La palabra clave: perdonar, no guardar rencor, que éste es agresión. Perdonar es olvidar, hasta Víctor Hugo reconocía: “la venganza sólo se alberga en las almas plebeyas”. Nunca en las nobles y hoy más que nunca es preciso mostrar que hay almas nobles capaces de devolver al mundo bien por mal; con tantos ejemplos de dolor, de mal, como los homicidios, los suicidios, las violaciones, la violencia, etc. es preciso ser diferentes, ser modelos de Amor para los niños y jóvenes para que lejos de ser incivilizados y poco humanos, aprendan y realicen lo que llamamos “La Civilización del Amor”.

VIOLENCIA SOCIAL Y ESCOLAR

Indice1. Introducción
2. Desarrollo
3. Maltrato infantil.
4. Conclusión
5. Bibliografía
1. Introducción
Violencia... es un fenómeno acerca del cual tenemos intensas vivencias; es parte de nuestra experiencia cotidiana.
En ocasiones, en forma invisible, su presencia acompaña nuestras interacciones diarias. Podría decirse que la violencia circula en nuestro entorno.
Nuestra sociedad está atravesada por la violencia, como toda sociedad de clases. Se establecen relaciones de poder entre dominadores y dominados, donde aparece la opresión, el autoritarismo y la discriminación.
Existen distintas formas de violencia en el mundo: guerras, asesinatos, torturas, desapariciones, para las cuales se han buscado diferentes formas de combatirla. Pero existe también la violencia intrafamiliar o doméstica frente a la cual nuestra sociedad no ha encontrado caminos de suficientes.
La violencia se ha hecho algo cotidiano, al que sólo consideramos como tal la agresión física o los atentados contra la propiedad, agresiones verbales, " desmanes" en los de futbol o espectáculos; esto lo observamos a diario en los medios de comunicación.
Sin embargo la sociedad convive con otro de violencia que se desarrolla en silencio y por lo tanto no es noticia: mortandad infantil, desocupación, carencia de buenos servicios sanitarios, salarios paupérrimos, escasez de vivienda, etc., en definitiva, toda la sociedad experimenta la violencia.
La violencia doméstica pertenece a la esfera privada de cada individuo, pero no por ello es menos importante.
En nuestras aulas, reflejo constante de la comunidad, vemos niños que viven en un clima violento en sus casas, donde es muy probable que ellos mismos sean las víctimas.
Frente a esta realidad, el ser humano ha desarrollado mitos y prejuicios para comprenderla, así nos paramos frente a esta problemática con pre - conceptos que nos impiden abordar la situación; también nos paraliza el carecer de respuestas para esta realidad y no conocer el modo de operar sobre ella para modificarla.
En el aula, lo importante es saber que el docente desde su rol específico puede desarrollar únicamente una tarea de prevención primaria, promover el desarrollo de un entorno de contención y convertirse en guía en el momento de ayuda; el tratamiento y el revertir la situación corresponderá a especialistas
2. Desarrollo
Hacia un concepto de violencia
La violencia se puede definir como el uso de una fuerza abierta u oculta con el fin de obtener de un individuo o grupo lo que no quieren libremente.
El de la violencia está estrechamente vinculado al poder, toda situación de violencia es una situación de poder.
Al analizar la manera en que se ejerce el poder en la sociedad lo hacemos desde una jurídica.
Foucault señala que existen redes sociales en las cuales el poder circula y que el ejercicio del poder se fue modificando a lo largo de la historia. Antiguamente se ejercía el poder sobre la totalidad de la sociedad, pero al complejizarse la red de relaciones hay elementos que se escapan a su control; se hace necesario, entonces, un nuevo mecanismo que controle las cosas y las personas en cada detalle, de esta forma el poder se ejerce sobre el individuo y no sobre el cuerpo social en su totalidad.
Esta de individualización se ve aplicada en el ejército y en la educación.
En la escuela se hace cotidianamente uso de técnicas de mantenimiento de poder y control del otro sin siquiera notarlo. Al concentrar cientos de alumnos, se busca la forma de que cada educando este bajo la vigilancia constante del docente; así aparecen las notas cuantitativas, los exámenes, los concursos, etc., que representan la posibilidad de " clasificar a los individuos de tal manera que cada uno esté exactamente en su lugar, bajo los ojos del maestro o en la clasificación – calificación o el juicio que hacemos de cada uno de ellos" (foulcault, "Las redes del poder"). Por ejemplo, la ubicación en fila no es casual, permite individualizar a cada uno y ejercer un control sobre ellos.
Como en los grupos, en una clase social, en la sociedad existen mallas de poder y cada individuo tiene una localización exacta en esa red de poder.
La violencia es un fenómeno sobre el cual experimentamos muchas vivencias. Nos rodea y la mayoría de las veces como una presencia " invisible" acompaña nuestras interacciones diarias.
En nuestro mundo privado, familia y amigos, buscamos por todos los medios evitar que el maltrato circule y nos dañe; pero la violencia se desarrolla en diferentes ámbitos: social, político, económico, y por supuesto el familiar. Sin embargo, en nuestra sociedad, consideramos a la familia como un reducto de amor en donde nos parece inaceptable la coerción física o psíquica.
La violencia doméstica o familiar no es un problema moderno, pero sólo en las últimas décadas la sociedad parece preocupada por ponerlo de manifiesto y hallar soluciones.
El término " violencia familiar" hace referencia a una situación de poder y alude a todas las formas de abuso que se dan en las relaciones entre los miembros de la familia; entendiendo por relación de abuso toda conducta que, por acción u omisión, ocasiona daño físico y / o psicológico a otro miembro de la familia. Para hablar de violencia familiar, esta relación de abuso debe ser crónica, permanente o periódica; en este concepto no se incluyen las situaciones de maltrato infrecuente o esporádico.
En general la violencia es ejercida sobre los miembros más débiles de la familia, niños, mujeres y ancianos y es el adulto masculino quien más frecuentemente utiliza las distintas formas de abuso. Existen casos de hombres maltratados, pero constituyen alrededor del 2 % de los casos.
Las formas de abuso que existen son: físicas, sexuales o emocionales.
El tema de la violencia familiar es un problema social. Comúnmente se cree que al desarrollarse en el ámbito privado de al familia es una cuestión de cada uno; pero si consideramos que cualquier acto de violencia de una persona contra otra es un crimen, este problema deja de ser privado para ser social; dado que los mismos se proyectan sobre la comunidad con distintas manifestaciones, respondiendo éstas al origen del acto sufrido pasivamente. Por ejemplo personas sometidas a situaciones crónicas de violencia familiar presentan: debilitamiento progresivo, traduciéndose en enfermedades psicosomáticas, depresión, disminución en el rendimiento laboral.
Los niños que prenden en su hogar modelos de relación violentos tienden a reproducirlos a través de conductas delictivas o actos de maltrato.
En la mitad de los hogares argentinos se ejerce alguna forma de violencia; muchas de estas situaciones pasan inadvertidas porque el maltrato es de índole psicológica no dejando huellas observables en lo físico. Pero las mismas dejan " marcas" en lo psíquico a quienes la padecen.
No debemos de olvidarnos de los medios de comunicación, que día a día ponen frente a nosotros su dosis de violencia. Cuando ésta aparece en filmes es sencillo explicar que no es más que una película, pero hay otro tipo de violencia que se ejerce sobre el adolescente, quien en busca de su identidad toma a veces como modelos esos prototipos de violencia para manejarse en el medio social en el que actúa.
Es necesario que desde nuestro rol de educadores estimulemos el desarrollo de una visión crítica frente al manejo de la información que realizan los medios de comunicación masiva.
Violencia en la escuela.
Desde hace algunos años vemos como noticia en los diarios distintos hechos que hablan de la violencia dentro de las escuelas; todo ha llegado al punto que, lo que antes nos sorprendía, hoy parece un dato más, una anécdota más dentro de las aulas.
Para comprender estas situaciones de violencia debemos reflexionar sobre ellas, teniendo en cuenta el contexto social, es decir, el marco en el cual se desarrolla la vida de la institución escolar y las relaciones internas que existen.
Analizamos en primer término la estructura interna, las relaciones internas que se dan en la institución escolar.
Si consideramos que el niño puede estar oprimido dentro del sistema educativo, primero debemos comprender esta estructura de opresión, que no solamente oprime al chico, sino también al docente, es decir, tomar un abordaje global en el cual no hay víctimas ni victimarios, no es el docente el victimario y el niño la víctima.
Una primera mirada nos podría señalar que es el maestro quien detenta el poder y entonces es el victimario, pero esto no es así porque " el docente es tan víctima del sistema educativo como el alumno. El docente está socializado en una sacralización, en una idealización del método educativo, y está excluido en la elaboración de los planes, está enajenado de su propia necesidad, hay un discurso del poder que le marca al docente un ideal." ( Ana María Quiroga).
Por eso, al hablar de la opresión del sistema educativo no debemos dejar de lado al docente y tomar únicamente al niño.
La experiencia cotidiana nos hace saber que en las escuelas existen relaciones de poder, que hay un desempeño de autoridad de los directivos y de los docentes, que en muchos casos se sigue privilegiando el modelo pedagógico tradicional y que son elementos que tienen que ver con la dinámica institucional y que pueden incidir para que la violencia se potencie o para que se produzcan cosas que hagan lugar a la violencia. Las relaciones existentes dentro de la institución serán las que favorezcan o desalienten la existencia de violencia.
Hay escuelas donde los niños están entusiasmados en diversos proyectos, donde son protagonistas y partícipes, donde pueden canalizar sus energías; en estos lugares es más difícil que aparezcan casos de violencia; pero en otras instituciones educativas hay sistemas internos altamente autoritarios, donde podría pensarse que la violencia no debería existir, pero el día que falta la figura que representa la autoridad se producen los hechos de violencia.
La escuela es una construcción social específica y en cada una de ellas se van a desarrollar prácticas particulares que van a tener un modelo disciplinario o el modelo pedagógico que comparte esa comunidad educativa.
Algunas escuelas teniendo en cuenta el contexto en que están inmersas generan prácticas donde el niño puede encontrar su propio espacio para el desarrollo de sus potencialidades. Se persigue que el niño adquiera diferentes niveles de responsabilidad, teniendo en cuenta sus posibilidades reales y tendiendo al desarrollo de la autogestión. Este modelo tiende a que el niño aprenda a manejar su libertad con responsabilidad y respetando a sus semejantes, sin perder la institución escolar su función normativa. No se trata de generar un sistema permisivo, se apunta al desarrollo de la responsabilidad.
Lo importante es no descontextualizar al niño, sabemos que trae aprendizajes previos adquiridos en el proceso de socialización primaria; en su familia existen pautas de transacción que vamos a ir conociendo, que son parte de él.
Conociendo todo podremos buscar el modo de evitar que el niño entre en conflicto al presentársele normativas diametralmente opuestas; el conocer nos permitirá modificar poco a poco la situación y permitir que ocurran nuevos aprendizajes paulatinamente.
Si sometemos al niño a una normativa totalmente diferente, entonces entrará en conflicto y es así como muchas veces ocurre el fracaso escolar; la escuela no es capaz de contener en su seno a los educandos, eso tiene que ver con la descontextualización.
Violencia en la E.G.B.
Si analizamos el fenómeno de la violencia en la escuela primaria, buscando relación con distintas variables podemos encontrar a partir de la comparación entre muchos casos que hay un punto fundamental que los une: la violencia está estrechamente ligada con la crisis socio – económica.
La familia al carecer de los medios económicos debe generar estrategias de supervivencia para sobrevivir; entendiendo por éstas a las distintas alternativas que el ingenio popular desarrolla para sobrevivir, para dar respuesta a sus necesidades básicas. Por ejemplo, hay familias que viven en la calle, desmembrándose; los niños van a trabajar a corta edad exponiéndose a diferentes riesgos. Niños que alternan el mundo del trabajo con el mundo escolar, con pautas totalmente opuestas, en su labor de subsistencia aprende por fuerza conductas violentas que luego repite en la escuela.
Los comportamientos esperados de él en su familia son los esperados en la escuela. Es así como entra en conflicto.
En el mundo del trabajo, en general desarrollado en la vía pública, ha aprendido a manejar un modelo de relación distinto, es el modelo del " más fuerte", del " sálvese quien pueda", del " que pega primero, pega dos veces"; en la escuela el modelo es el opuesto: " debes ser bueno", " pórtate bien", cumplir con lo que te indican los mayores.
Otra diferencia está dada por la recompensa que obtiene en uno y otro ámbito; fuera de la escuela su recompensa es material, mientras que en ésta es moral, abstracta. Es éste otro punto de conflicto, el niño está acostumbrado a " ver" su recompensa frente a las conductas.
En síntesis, el chico que participa de las estrategias de supervivencia familiares, lo hace la mayor parte del día; el resto del tiempo concurre a la escuela, aunque no siempre con regularidad.
Evolutivamente es distinto de los otros niños, su realidad lo ha hecho madurar distinto, sus preocupaciones y su historia son distintas.
La escuela sanciona al niño que no actúa de acuerdo a lo que la institución espera de él. Nuestro desafía es buscar el camino para lograr que el niño permanezca en el sistema educativo, mostrándole alternativas de relación diferentes a la violencia.
Debemos repensar una respuesta pedagógica, en la cual sin perder lo normativo se articulen las necesidades de los niños. Por ejemplo, para vincularme con él, no voy a respetar su necesidad de robar, voy a establecer como norma que eso está mal, pero sí voy a ayudar a que encuentre la forma de conseguir recursos para la subsistencia, diferentes al robo, por ejemplo aprender un oficio.
Violencia en el Polimodal
En este nivel del sistema educativo también hemos visto el surgimiento de muchísimos hechos de violencia: violencia de alumnos a profesores, de profesores a alumnos, de alumnos entre sí.
Aquí se hace presente el " conflicto generacional".
La creación de este conflicto y su posterior resolución es la tarea normativa de la adolescencia. Sin este conflicto no habría reestructuración psíquica.
Los actos de independencia o de rebeldía, desde la desobediencia civil hasta la libertad sexual son frecuentemente:
  1. El resultado de rupturas violentas de las dependencias.
  2. Producto de privaciones, tratando así que, a través de estos actos, el mundo reconozca sus deudas y le restablezca el marco que perdió en algún momento de su vida.
Cuando no es así, el grupo que el adolescente encuentra para identificarse o en el conjunto de individuos aislados que constituyen un grupo, aparecen estos elementos de la lucha adolescente: violencia, estallidos, robos, etc. Si nada ocurre, los miembros se sienten inseguros respecto de lo real de su protesta. Si en cambio el acto es visible, si cobra notoriedad, los hace" sentir reales", hará que se cohesionen. Estos actos pertenecen a todo el grupo, el grupo está cambiando y los individuos están cambiando a sus grupos, esto les permite " sentirse reales".
Winnicot dice: " se trata de cómo ser adolescente durante la adolescencia algo que requiere una enorme valentía... Esto no significa que debamos decir miremos a estos adolescentes dedicados a vivir su adolescencia, debemos tolerar cualquier cosa y dejar que rompan las ventanas. No es esto lo que quiero decir, sino que es a nosotros a quienes se desafía y debe vivir ese desafío como parte de la vida adulta."
Frente a esta realidad hay que repensar las prácticas, los contenidos, ver quienes son los destinatarios de esos contenidos, actualizarlos, y tratar de adecuar estos contenidos a la realidad.
La violencia que se puede generar es una emergente de la desarticulación que tiene la escuela con la realidad, es decir, no se tiene en cuenta que es lo que necesitan los chicos, esto es generar de alguna forma violencia.
El docente del adolescente debe manejar sus propios códigos, para ser reconocido. Tarea muy difícil ésta, dado que los mismos profesores ven en jaque su rol; esto se debe a que con la falta de presupuesto educativo es como si todo lo referente a la educación pierde el status y el valor que la educación merece.
El modelo de institución que se presenta, a veces, no tiene nada que ver con lo que ellos necesitan; el adolescente es transgresor, entonces hay que permitirle que haga cosas, darles sus propios espacios. Necesita construir un espacio con pertinencia, con producción, con respeto frente a lo que hace, con modelos con los cuales pueda identificarse, que le permitan que se sienta seguro y también que le puedan poner un límite, porque lo necesita. Así vamos a ver que las situaciones de violencia serían menores.
Sin embargo, no todas las escuelas son iguales, puede haber escuelas en las que esto sea factible. No es fácil pensar en una propuesta de cambio que reformule lo disciplinario en la escuela.
Violencia social y familiar
La violencia en el hogar y el maltrato a los miembros de la familia menos capaces de defenderse siempre ha existido, sin embargo se ha intentado tener oculta esta problemática hasta hace tiempo atrás, en que ha empezado a ser considerada como un problema social, tal como es.
Podemos definir el maltrato como una situación que no es accidental, en la cual una persona sufre un daño físico, se ve privado de sus necesidades básicas o es agredido emocionalmente; todo esto como resultado de una acción u omisión por parte de otro miembro de la familia.
En general, la naturaleza oculta del maltrato permite que la gente no vea, no escuche, no hable sobre la conducta que es totalmente contradictoria al sistema de valores socialmente aceptados.
Hay quienes sostienen que la familia es la institución social más violenta. Shauss afirma que: " la violencia en la familia es más común que el amor y la palabra hogar no siempre está asociada a las palabras calor, intimidad tranquilidad y seguridad."
Debemos tener en cuenta que la organización social de la familia se da dentro de un contexto cultural en el cual vemos que la violencia no sólo es aceptada sino también es tolerada y a veces estimulada.
Es importante señalar que los actos de violencia no son privativos de una clase social determinada, aunque comúnmente la vemos asociada a sectores marginales de la sociedad. Pueden ocurrir en cualquier clase social, en ambos sexos, en todos los niveles educacionales y en cualquier etapa del desarrollo familiar.
Se considera que la familia es el lugar donde el ser humano se desarrolla biológica y psíquicamente, construye su identidad; es ámbito de contención afectiva, de aprendizaje de conductas, de transmisión de valores. La violencia es una desviación social familiar.
Un grupo familiar cuyo modo de resolución de conflictos es violento, será un modelo para los hijos testigos de esa violencia, que repetirán las mismas conductas cuando formen sus propias parejas, constituyéndose esa situación en un factor de riesgo, además de ser un daño en sí mismo para los miembros más débiles de la familia (mujer y niños).
Cada familia tiene su propia organización interna, determinadas características de la organización posibilitan la aparición de fenómenos violentos:
_ Una organización jerárquica fija e inamovible basada en desigualdades naturales.
_ La distribución desigual de poder.
_ Interacción rígida.
_ Fuerte adhesión a los modelos dominantes de género.
_ Consenso social con respecto al abuso ejercido dentro del ámbito privado familiar, lo que legitima al agresor y deja indefensa a la víctima.
Características de los actores de la violencia.
En toda situación de violencia aparecen dos actores: una víctima y un victimario. Ambos forman parte del sistema familiar, con subsistencias del mismo. Se conectan interrelacionando su fuerza y sus debilidades personales; convergen y contribuyen a situaciones que tienen la particularidad de potenciar violencia, es decir, de convertirse en actos violentos.
La víctima puede ser descripta como una persona vulnerable, pasiva, complaciente, dependiente, a la cual le cuesta escapar de la dura situación abusiva. Por lo general están física o emocionalmente incapacitados para denunciar la situación en la que se encuentran.
Diversos factores pueden influir en esto: el miedo, la vergüenza, etc., manifiestan baja autoestima, depresión y el miedo a no ser queridos, el sentirse culpable de generar la situación en que se hallan.
El victimario es frecuentemente un miembro de la familia. Diversos estudios sobre los victimarios permiten caracterizarlos como poseedores de baja autoestima; tiene temperamentos explosivos.
Starr describe a las personas capaces de ejercer violencia " como de personalidad posesiva, con dificultad para comprender situaciones y enfrentarlas e incapaces de exteriorizar sus culpas."
Wolf y Pillemer en un estudio reciente muestran que la víctima y el victimario están unidos uno al otro por una larga y compleja relación de demandas y necesidades recíprocas. Esta dependencia puede generar hostilidad, frustración y maltrato.
Victimización secundaria.
Muchas veces las instituciones que tratan el problema de la violencia familiar o a las que les llega, actúan poniendo en marcha un proceso que Jorge Corsi denomina victimización secundaria.
" Es el fenómeno que ocurre cuando una víctima de violencia familiar concurre a una institución (comisaría, hospital, juzgado, etc.) o algún profesional (médico, psicólogo, abogado, etc.) en busca de ayuda. Habitualmente ocurre que dichas instituciones o tales profesionales, impregnados con los mitos acerca de la violencia doméstica y poco informados acerca de la especificidad del problema, incurren en conductas que en vez de ayudar convierten a la persona por segunda vez en víctima; en la mayoría de los casos, esta segunda victimización implica culpar a la víctima."
Esto señala la necesidad de una adecuada información acerca del problema de la violencia familiar y una revisión acerca de los mitos que existen en torno al tema.
3. Maltrato infantil.
El término maltrato hace referencia a la agresión física; en ocasiones parece describir también la falta de cuidados físicos necesarios, el abuso sexual, el abandono emocional, los aspectos relacionados con la intencionalidad del adulto que provocan el sufrimiento infantil, la gravedad de la lesión o el abandono, la desviación de los stándares sociales, también constituyen algunos de los criterios que delimitan el maltrato.
Hay definiciones claramente ambiguas en las que no existen criterios: falta de un ambiente de desarrollo apropiado, trato inadecuado..., que generan graves problemas.
_ En primer lugar, permiten una amplia y potencialmente peligrosa interpretación de cada situación por parte de la justicia, servicios sociales e investigadores.

Violencia social - Violencia escolar

Siglo XXI. La violencia social es un fenómeno cotidiano, ya se ha naturalizado, ya no sorprende. La violencia escolar es noticia diaria en los medios de comunicación. ¿Es ella un reflejo de la violencia social? Silvia Bleichmar abordó en sus escritos, en sus conferencias, en sus reportajes, con su profunda implicación y su acostumbrada lucidez, estos temas. Planteaba en ellos que “las formas actuales de la violencia dan cuenta de procesos muy severos de desubjetivación en el país, y de procesos profundos de impunidad y resentimiento acumulados”. Propone un cambio en el orden del día de las agendas de los funcionarios de los distintos estamentos del Estado: en lugar de poner el acento en la seguridad, ponerlo en la impunidad.
Silvia Bleichmar señalaba: “Hay que terminar con el mito de que la violencia es producto de la pobreza. La violencia es producto de dos cosas: por un lado, el resentimiento por las promesas incumplidas y por el otro, la falta de perspectiva de futuro... Que educar no sea una propuesta idealista de hacer todos un pacto de llevarnos bien y entendernos, sino de entender los nexos profundos que hay entre una cultura que durante años propuso el 'no te metás' mientras se asesinaba al semejante. Y que se continuó después en un individualismo de 'salvarse solo, a costa de lo que sea' convertido en un principio de vida y una cultura como forma de picardía que se convirtió en modelo de ejercicio social. Creo que nosotros tenemos que partir de reconocer el país que construimos o que desconstruimos para poder educar a los jóvenes en el país que queremos construir”.