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miércoles, 22 de mayo de 2013

ADULTOS MAYORES CONOCEN DEL VIH/SIDA PERO RECLAMAN MAS PREVENCION Y EDUCACION


La Cátedra de la Paz y Derechos Humanos “Mons. Oscar Arnulfo Romero” con el aval del Ministerio del Poder Popular  para la Salud (MPPS), específicamente el Programa Nacional de VIH / SIDA (PNS) emprendió el proyecto denominado “Adulto Mayor y VIH/SIDA” con la finalidad de “Contribuir a la comprensión y percepción del VIH/SIDA e ITS en el marco de la Guía Nacional para la Prevención desde la generación de espacios de paz e intercambio que permitan consolidar la Cultura de la Prevención en  los Adultos Mayores en el Municipio Libertador y Campo Elías (Ejido) del Estado Mérida”.
En este sentido, se planteó la necesidad de indagar sobre los conocimientos y percepciones que manejan tanto los adultos mayores, como las/los servidores públicos/privados que atienden a la población mayor en torno al VIH/SIDA. Esto, como estrategia diagnóstica y de identificación de prioridades a abordar posteriormente en los procesos de formación y nivelación planteados en el proyecto, además de insumo para la elaboración de la Guía de Facilitación para el Trabajo con Adultos Mayores y VIH/SIDA en el marco de los preceptos de la Guía Nacional para la Prevención del VIH, SIDA e ITS como herramienta de acción, señalo la consultora del proyecto, la criminóloga Nathalie Carrillo.
Según el estudio aplicado desde abril hasta mayo del presente año, tanto adultas/adultos como servidoras/servidores manejan adecuadamente el término VIH. Para ambos, en su mayoría, el VIH es un virus con un 87,9% y 50,5% respectivamente.
No obstante, cuando se les preguntó sobre el SIDA ambos grupos de encuestados se inclinaron por la opción enfermedad con un 57,4% las/los adultos mayores y 72,7% las/los servidores. Sólo el 6,9% de las/los adultos mayores y 15,2% de las/los servidores definieron SIDA como síndrome.
Respecto a que si VIH y SIDA son lo mismo, las/los adultos mayores respondieron que sí en un 51,5% y no en un 45,5%. Las/los servidores públicos dijeron que no en un 87,9% y sí en un 6,1%. El porqué de las respuestas afirmativas, encontraron consenso al justificar que el VIH es un virus y SIDA es la enfermedad.
Por otra parte, nos indica que la mayoría de las/los adultos mayores conocen que las personas de la tercera edad tienen riesgo de infectarse por VIH (71,3%) y las/los servidores también (78,8%). Entre las causas indicadas, en las cuales hubo coincidencia se encuentran porque les da a todos, son activos sexuales y no se protegen durante sus relaciones sexuales.
Sin embargo, desconocen la existencia de casos de adultas/adultos mayores positivos tanto a nivel nacional como en el estado e instituciones encuestadas. Esto aplica tanto para las/los servidores como para las/los adultos mayores.
Los resultados indicaron manejo adecuado de información general sobre VIH/SIDA por parte de adultas/adultos mayores y servidoras/servidores. Específicamente en lo relativo al término VIH y acciones de riesgo – no riesgo, mecanismos para su detección y calidad de vida bajo tratamiento de las personas VIH positivas.
Aun cuando se reconoce la vulnerabilidad de la adulta/adulto mayor de infectarse, no se manifiesta preocupación al respecto y esto se aprecia en el no uso de preservativo por parte de las/los adultos mayores. Sumado al desconocimiento de las/los servidores de cifras de adultas/adultos mayores VIH positivos, lo cual incide en la ausencia de orientación hacia las personas de la tercera edad y que resulta incongruente con las afirmaciones realizadas por tales servidores/servidoras sobre el derecho a la salud y a la vida. Para mayor información de este estudio, comunicarse a asesoriaenpositivo@gmail.com

martes, 21 de mayo de 2013

Médico en Kenia consigue posible cura contra el VIH


El doctor de la Universidad Técnica de Kenia, Simon Barasa Situma, aseguró que su nuevo tratamiento, basado en el trasplante de médula ósea, ha sido eficaz en cuatro pacientes con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), dos de los cuales considera completamente curados.
“Las pruebas han demostrado que no son portadores del VIH, pero tenemos que seguir observándolos entre seis y doce meses más, como mínimo, para asegurarnos de que están completamente libres del virus”, explicó. La información la dio a conocer durante una presentación en la II Conferencia Mundial de Virología y Microbiología, en Nueva York (noroeste).
La única cura total del VIH oficialmente reconocida en el mundo es la del estadounidense Timothy Brown, llamado el paciente de Berlín. Este procedimiento fue tomado como base por el médico keniano para formular el propio.
En el año 2007, Timothy Brown se convirtió en el primer hombre de la historia en curarse del VIH. Brown fue diagnosticado con el VIH en 1995 y se sometió a un tratamiento de antirretrovirales (ARV), pero en 2006 desarrolló leucemia, causa por la cual le trasplantaron una médula ósea con una rara mutación genética, que impedía al virus penetrar células, lo que le proporcionó una resistencia natural al VIH.
El doctor de Brown dijo para el momento que la resistencia se la transfirió el órgano trasplantado. Sin embargo, el doctor keniano asegura que la cura no se debió al trasplante de nuevo tejido, sino a la eliminación del viejo.
“La extracción de la médula ósea, donde se multiplican las células CD4, las más afectadas por el VIH, impide que el virus se multiplique y, por lo tanto, el paciente se cura”, explicó.
El trasplante de médula ósea resulta un procedimiento de alto costo y con múltiples riesgos, por lo cual, este tratamiento es imposible de aplicar en los más de 34 millones de personas infectadas con VIH en el mundo. Según Barasa, lo que sí es factible es eliminar el virus de algunos órganos donde pueda hallarse.
Los fármacos antirretrovirales continúan siendo los medicamentos para reducir la carga viral de un paciente hasta niveles no detectables. Si el tratamiento se interrumpe, el enfermo decae.

“Esto significa que hay un depósito en el cuerpo donde se esconde el virus y que los antirretrovirales no son capaces de alcanzar. El 'refugio' se encuentra en algunas partes de la médula ósea. En teoría, si al paciente se le extirpa este 'refugio' se puede curar”, aseguró el doctor.
Agregó que la terapia que ha desarrollado incluye el uso del medicamento Metotrexato, un fármaco contra el cáncer que afecta las células infectadas. Indicó que esta medicina conlleva efectos secundarios fuertes, por lo cual su administración debe realizarse bajo consejo médico.

EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ADOLESCENCIA: EMOCIONES Y DESTREZAS



En la adolescencia y preadolescencia podemos ya abordar aspectos más directamente vinculados a la prevención y anticoncepción. Sin embargo esto no significa que tengamos que descuidar la parte afectiva y emocional, todo lo contrario debe cobrar especial relevancia.
Suele ser en esta etapa, al plantearnos la posibilidad de que nuestros hijos o hijas empiecen a interesarse por el sexo, cuando nos asaltan miedos y ansiedades. Lo más frecuente es que hayamos esperado hasta el último momento para tratar temas que sabemos que tienen una importancia fundamental en la vida y el desarrollo de todas las personas y que queramos en un día enterarnos de lo que saben sobre sexualidad, de su opinión, de si mantienen relaciones sexuales, de cómo es la persona a la que han elegido, si conocen los métodos anticonceptivos, si saben lo que es una enfermedad de trasmisión sexual y las formas de contagio, si usan métodos de barrera… Ante esto, nos encontramos con rechazo, con silencios, con un “déjame en paz” o, en el mejor de los casos, con miradas perplejas.
A esto se une la perspectiva, generalmente negativa, con la que abordamos la sexualidad en los adolescentes y jóvenes. Los temas recurrentes son: las enfermedades de trasmisión sexual, los embarazos no deseados, la edad adecuada para comenzar a tener experiencias sexuales… pocas veces hablamos con ellos y ellas de que la sexualidad está presente en todas las personas desde que nacemos, que varía en cada etapa de la vida, de la importancia de tener una vida sexual satisfactoria, de que es una fuente de placer físico y afectivo… pocas veces hablamos de la sexualidad en positivo, pensamos que hablándoles en estos términos les incitamos a practicar sexo. Convertimos el placer en un tema tabú.
Nada más lejos de la realidad, ya están y estamos expuestos a diario a mensajes, imágenes, escenas… de contenido sexual y éste es precisamente un buen motivo para involucrarnos en su educación sexual. No podemos dejar que interpreten sus relaciones afectivas y/o sexuales desde la perspectiva de la televisión, los videoclips, las revistas o los comentarios de los amigos. Tenemos que involucrarnos desde la infancia en la educación sexual y afectiva de nuestras hijas e hijos y darles información y una perspectiva real de las relaciones entre adultos y lo que implican.
Debemos ayudarles a conocerse, entenderse, disfrutarse y cuidarse. Ayudarles a resolver sus dudas y a conocer y aceptar su cuerpo, sus emociones y sentimientos tienen que ser los primeros objetivos. Porque la educación sexual no consiste sólo en conseguir que nuestros hijos e hijas usen preservativo, no debemos olvidar todos los aspectos que, previa y simultáneamente, hay que tratar. La educación sexual abarca el desarrollo sexual y la salud reproductiva pero también las relaciones interpersonales, las habilidades sociales, la orientación sexual y el conocimiento de uno mismo, la imagen corporal, la intimidad, el afecto, el género, la toma de decisiones, la asunción de la propia responsabilidad, el respeto a uno mismo y a los demás… 
Un estudio elaborado por médicos de familia en un centro de asistencia primaria y presentado en el Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, afirma que uno de cada tres jóvenes de entre 14 y 17 años no es capaz de rechazar a su pareja cuando ésta se niega a utilizar método anticonceptivo. Este dato deja entrever una realidad en la que lo más importante no es tener la información sino poseer las habilidades necesarias para hacer uso de ella.
En esta etapa, en la que ya hemos debido avanzar mucho en la educación sexual de nuestros hijos e hijas, debemos insistir en:
·        Proporcionarles información completa y ajustada a su realidad, adelantándonos a sus inquietudes. Este aspecto es fundamental porque van a comenzar a experimentar muchos cambios, no sólo corporales, para lo que es conveniente que les preparemos, que no les “pillen desprevenidos”.
·         Educar en responsabilidad. Hay que aceptar que son ellos y ellas las que van a decidir y, consecuentemente, desechar la idea de trasmitir normas o límites. Debemos reconocer su capacidad para ser dueños y dueñas de su vida y reforzar su capacidad para tomar decisiones responsables.
·         Seguir ofreciendo un entorno familiar en el que sea normal hablar y expresar nuestra sexualidad, con sinceridad, en positivo, sin prejuicios, sin estereotipos, sin mentiras… con el objetivo de comprender y atender a las necesidades, sentimientos, situaciones… que nuestras hijas e hijos experimentan. En ocasiones, nos precipitamos a hablar y trasmitir los mensajes que creemos importantes y se nos olvida escucharles y atenderles. Aprovechamos para tocar los temas que nos interesan sin prestar atención a si son los mismos que les interesan a ellos.
·         Potenciar sus sentimientos de competencia, la percepción positiva que tienen de sí mismos, de sus habilidades y posibilidades. Todo ello será fundamental para afrontar las situaciones que se les puedan plantear.

·         Ayudar a nuestros hijos e hijas en la identificación y expresión de sus sentimientos. En esta etapa, caracterizada por cierta impulsividad, por la gran influencia que el entorno social tiene en nosotros, por la expresión desmedida de las emociones… será importante hacer presentes las emociones y no centrarse sólo en las conductas.
Teniendo todo esto presente podremos hablar de relaciones sexuales y detenernos en aspectos como la anticoncepción o las enfermedades sexuales abordándolo desde la responsabilidad hacia nuestra propia salud, como un hábito de autocuidado que debemos asumir. 
Y es que según varios estudios, la cifra de adolescentes y jóvenes que no usan preservativo en sus relaciones sexuales está en torno al 40% a pesar de estar totalmente informados sobre los diferentes métodos anticonceptivos.
Lo que deja claro la importancia de las habilidades, tanto manuales como sociales, como facilitadores del uso del preservativo. En una edad tan complicada, podemos preferir arriesgarnos con el sexo sin método de barrera que arriesgarnos a quedar en ridículo bien poniendo el preservativo, bien comprándolo en la farmacia, bien expresando a nuestra pareja que queremos utilizarlo… ¡Hay tantas situaciones en las que nos sentimos vulnerables cuando se trata de sexualidad!
Será fundamental que sepan manejar situaciones en las que las destrezas sociales tienen un papel importante: la capacidad de reafirmarse en una decisión o de resistirse a las peticiones de otra persona si no nos apetece o lo consideramos inapropiado; vencer el miedo al rechazo, a no proporcionar satisfacción al otro, a ofender a la otra persona… pueden llevarles a no insistir lo que deberían en el uso de un método de barrera.
Por ello puede ser útil y adecuado desde practicar con un preservativo y un plátano para que adquieran destreza y habilidad en su uso hasta acompañarles a comprarlos para evitar ese momento de vergüenza en la farmacia o indicarles los comercios, supermercados o dispensadores en los que se pueden adquirir por autoservicio, sin necesidad de solicitarlos al personal comercial. También ir al ginecólogo o proporcionarles los teléfonos y direcciones de los recursos y asesorías que existen para jóvenes y adolescentes en nuestro entorno.